DESPEDIDA

 

DESPEDIDA

                                           

                                                                                                    Mónica Lackington F.

1 de noviembre del 2023, (Día de todos los santos)


Mamá: 

Revisando tus papeles, encontré hace unos días, una extensa carta que escribiste al morir tu padre. He tomado algunos párrafos para dialogar contigo en estas pérdidas, encontrarnos en la cercanía del dolor, en la incertidumbre de la muerte y en la  permanencia del amor.


Un sábado 6 de mayo de 2023, antes de irme de viaje, visité a mi madre por última vez. Ella iba a estar de cumpleaños, al otro día había elecciones y nos íbamos fuera del país. Estaba en su cama, sin deseos de levantarse. Hacía un mes, una caída le había provocado el desprendimiento de la prótesis de cadera y sufría dolores intensos. Su pierna estaba hinchada y moreteada, aun tenía la cara con huellas del golpe en la frente. Un abandono de la cuidadora, había sido la causa del accidente. No quise decirle que no estaría, regresaría muy pronto y haríamos algo para distraerla de su rutina.

 

_Es septiembre de 1983 fallece mi padre. Esto es algo que aun no entiendo. Él vivió 88 años, siempre pensamos, la familia, que este día llegaría. Tal vez en el inconsciente yo no lo veía así : mi padre, siempre lo tuvimos y ahora ya no está.

 

Había siempre poco de qué hablar, sus respuestas eran breves y mis relatos, podrían ya ser tan ajenos a su mundo, que evitaba comentarlos. Intentaba no preocuparla, darle optimismo, tratarla como si no hubiese pasado un día de que conversábamos de la familia, discutíamos, salíamos y nos acompañábamos. 

Un par de días antes, había accedido a escribirle una carta a su nieto, mi hijo Benjamín, que vive en Michigan. Aunque sus frases eran breves pudo darle la estructura adecuada. Lo felicitaba por sus estudios y le expresaba el deseo de verlo pronto. Luego le comentaba que se encontraba “paralizada, sin pronóstico final”, se despedía con cariño y firmaba con su apellido de casada. Aunque me iba dictando, era evidente que estaba alerta a lo que le pasaba a diario y, más aún, a su  situación actual. Recuerdo que me impactó que no aminorara la gravedad de su caída, la claridad de su diagnóstico, a pesar de que habíamos evitado contarle lo que estaba pasando, preocupados de aliviarle el sufrimiento. 

Pensé, entonces, que era mejor acompañarla en el silencio del atardecer, en la penumbra de su dormitorio y escuchar a Vivaldi desde mi celular. Como me encontraba tendida a los pies de su cama, tomé los suyos, tapados por los abrigos y comencé a amasarlos sin destaparla, logré aflojar su rigidez y procuré trasladarme, ojalá con ella, a esos tiempos donde mi papá ponía música clásica a gran volumen y nos refugiábamos en las piezas para no sentir el temblor de los ventanales que acompañaban los timbales. Quizás en esa postura, mirando el techo, ella me sentiría tendida a su lado, y podría llegar a confundir los tiempos y regresar al pasado que ahora se sentía como una confusa felicidad. Se fueron relajando sus pies, entibiando sus manos y nos dejamos llevar por las Cuatro estaciones. A ratos, le comentaba algo para que notara mi compañía: estábamos compartiendo ese último presente.

Luego, decidí partir ya que eran más de las ocho y ella debía cenar y dormir. Me fui deseando que esa música la siguiera trasladando a otros tiempos menos solitarios. Fui desprendiéndome de la angustia de verla sufriendo dolores, y llevando una vida que no hubiese querido vivir, en ese departamento lleno de recuerdos todavía vivos…

 

_ ¿Qué era él en sus últimos años? Ya no vivía para las cosas materiales, estaba en un plano superior al de todos nosotros, nos miraba con dulzura, tal vez pensando en lo que veía, la vida de los más jóvenes que luchan sin saber exactamente para qué…

 

Al día siguiente, la nueva ciudad donde me encontraba acaparó mi interés. El motivo de mi viaje era visitar la Feria del libro en Buenos Aires y nos dirigimos hacia allá. El lugar estaba con bastante público de todas las edades y era fatigante recorrerlo sin perderse algo. 

Al otro día visitamos barrios y cafés, maravillándonos del cuidado de la gran ciudad. Una visita guiada al teatro Colón, donde tuvimos que apagar los celulares, fue lo último que alcanzamos a ver. Al salir de allí, me anunciaron que mi madre había fallecido. Esta vez no lo esperaba, cualquier otra noticia hubiese sido imaginable… Me dio una profunda tristeza no estar cerca de ella, no haber compartido los últimos cuidados de su cuerpo inerte, terminar de prepararla para el abandono final. Desde ese momento, comenzó una carrera por regresar. Afortunadamente, pudimos llegar esa misma noche. Al bajar en el aeropuerto nacional pude hablar con mi hermana: su muerte había sido sutil, sus labios se habían amoratado y, aunque se intentó reanimarla, se la había terminado por llevar el sueño…

 

_Hay una edad que nosotros pensamos que puede una persona no ser necesaria. Estamos equivocados, no hay edad. Y habrá que seguir adelante teniendo claro que quizás nuestra vida sea muchísimo más inútil.

 

Mi último deseo con ella, fue verla antes de que llegara gente al velorio; había comenzado mi vida sin su presencia…

 

_He vuelto al pasado como nunca antes, los hechos, que me parecieron tan importante, no son tales. Lo importante no se ve, se recibe o se da “Una mirada, un gesto, un sacrificio”. Es más difícil ser grande en nuestra vida, en la que a cada minuto hay un obstáculo que superar.

 

¡Comencé a extrañarte mucho antes de tu muerte, mamá!

Estabas lentamente dejando de ser tú. Cada caída y las hospitalizaciones te dejaban desorientada, más inválida y volvías poco a poco a ser algo de la Gaby que reconocía en tus breves “despertares”.

 

_Solitario vivió sus últimos años y tal vez en esa inmensa soledad fue donde más enriqueció su vida, pensando, siempre pensando, tal vez que debía dejar este mundo. Sí, lo pensó, ¿Con quién lo habló? Ya no tenía amigos y a la familia para qué afligirla. Afrontó solo ese futuro, tan desconocido para todos…

 

La última vez, entraste al hospital por una neumonía, ya casi un año atrás. Los médicos de Help insistieron en llevarte a urgencias y estuvimos con mi hermana tres horas, esperando tu ingreso. Luego, solo podíamos visitarte a diario treinta minutos y entrar una sola persona por día. Estabas amarrada a la cama y muy sola. Esperábamos que salieras antes que las otras veces, pero fueron otros diez días que sumaste a un cuidado en manos  extrañas.

Cuando te dieron de alta, no podías caminar, estabas muy frágil y poco a poco esperamos que recuperaras tus fuerzas, pero nunca más pudiste desplazarte por ti misma, ahora tendrías que estar en una silla y ser trasladada como un bulto. Afortunadamente, creías que no sería por mucho tiempo, pero no fue así, a pesar de tus esfuerzos y el ejercicio constante, no volviste a caminar. Un pie estaba atrofiado por permanecer tanto en la cama del hospital, la falta de atención por mantener tu marcha y solo preocuparse de lo pulmonar, derivaron en eso que tanto temías: depender cada vez más de los otros.

 

_Aquí estoy sola y te comprendo, sola como tú estuviste. Es triste la soledad, pero enriquece.

 

Nos adaptamos a esta nueva situación, saliendo a pasear en la semana, tomando café cerca de tu casa, yendo a donde fuera, como si solo tuvieras un pie hinchado picado por un mosquito. Cada vez los diálogos eran más pobres y las cuidadoras interrumpían la privacidad que podíamos tener. Aun así, buscábamos instancias para procurar esa intimidad tan necesaria para ti y para nosotras.

 

_Yo cuento tu grandeza en el dolor, tu valentía en la soledad, tu cariño en la indiferencia, tu sonrisa en la tristeza, tu juventud en la vejez,

“No”, tú no has muerto, tú quedas en mi vida para siempre...

 

Con mi hermana te atrevías más a mostrar tu fragilidad, rogándole que no se fuera, que se quedara un rato más; conmigo, era el día de paseo o de ordenar cosas en tu casa, en fin, distraerte de esa existencia que no se ajustaba a tu espíritu independiente y autónomo.

 

_No importa tanto su vida, nos está enseñando en este momento, que hay personas que nunca desaparecen.

 

Debimos acostumbrarnos a irte perdiendo cada día, a conocer tus nuevos lenguajes, a descubrir en esta larga despedida a la nueva persona que estabas siendo.

Nos alegraba cuando volvías a ser tú, como cuando te pregunté, al mostrarte la fotografía de matrimonio, porqué estabas tan seria y mi papá tan sonriente. Me respondiste con absoluta honestidad: “Porque estaba perdiendo mi libertad”. Eso fue la tarde que estuvimos juntas, antes de irme.

 

_Trato ahora de estar sola y pensar, pero la memoria es frágil y solo siento pena y algo que ya no puedo alcanzar…

 

Como tú, estoy yo ahora escribiendo sobre el cariño que te tuve, como tú, pienso en la vida y la muerte, como tú me acompañan sombras, susurros y sueños.


Comentarios

  1. Moni, estaba leyendo tu relato, me emociono y me imagine cada situación que describes. Me alegra haber conocido a tu mami, aunque haya sido de lejos, ya que eso me permite visualizar tus relatos.
    Tienes un gran talento, de poder expresar tus sentimientos en palabras. Te felicito. Y agradezco que me permitas compartir tus sentimientos. Te quiero mucho
    Elba

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  2. [3/11 20:16] Isi: Ayy super triste Moni!!
    [3/11 20:16] Isi: Pero precioso 💖
    [3/11 20:17] Isi: Fue así tal cual; la Gaby se fue apagando de a poco, despidiéndose lentamente...espero habr sido un aporte en su vida el último tiempo

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  3. Hermoso Moni, emocionante... muchas gracias por compartirlo, es un regalo que (me) compartas tu proceso de hacer memoria , porque a través tuyo también puedo hacerlo. He echado mucho de menos a la Gaby estos días, es lindo traerla al día a día con escritos y recuerdos asi que gracias ❤️🙏🏽
    M.Teresa

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  4. Que belleza de texto Moni, que hermoso ejercicio intercalar un texto de ella con tus sentidos recuerdos y sentimientos. Es hermoso 💕✨me encanta el concepto de Compartir ese último presente. He visto tu proceso a través de la escritura, desde el 2020, con cuidados textos escritos para tu madre y tus recuerdos de infancia y siento que cada vez vas más profundo, este ejercicio es liberador. Te quiero mucho y bendita es tu pluma prodigiosa. 💕😘
    Consu

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  5. Mónica, gracias por compartir este relato, testimonio tan potente con nosotras. Que talento tan prodigioso que tienes; para ponerle palabras a los sentimientos; al desorden enmarañado de sentimientos que uno tiene; y la bendición de la carta; dicen que las coincidencias no existen ; besos y abrazos; te acompaño en tu duelo.
    Leo

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  6. Te llamaba para felicitarte por tus escritos y comentarlos. Me emocione con algunos pasajes.Tatiana

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  7. Hola Mónica. Me emocionó tu relato. Es imposible no relacionarlo con mi propia vivencia. Un abrazo
    Ana María

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  8. Que hermoso Monica…! Gracias por compartírmelo

    Que feroz La soledad de la muerte. Cómo van cambiando nuestros viejitos y transformándose en otros que uno ya poco reconoce.
    Y que lindas y profundas las palabras de tu mamá 💜
    Un abrazo para ti que pueda entibiar en parte tu pena. Marce

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  9. Hermoso relato Monica tan símil los sentimientos, la experiencia de verlas apagándose poco a poco, la sensación de falta ....... uff importante hacer la despedida y saber que no hay deudas..... ni de ellas a nosotros ni viceversa 🥰🥰
    Un abrazo 🤗 😊 😘 Valentina

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  10. Mónica, maravilloso el texto, me siento muy identificada con las etapas de la vida que relatas.
    Yo estoy con mi mamá que ya no es ella.
    Como siempre, te felicito por tu habilidad con la pluma, ahora con el teclado.
    Un gran abrazo. PATY

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  11. Moni, recién lo veo y lo leo...me conmuevo...lloro y pienso en mi padre. Que bella y profunda forma de mostrar lo que fué lo que sientes y como lo vives.
    Veo a tu madre a través de ti, igual de reflexiva, inteligente y profunda...que bella carta la que ella escribió, que cierta cuando nos habla de la soledad, la vejez y que siempre nos hará falta esa persona que ya no esta. Moni gracias por recordarme lo valioso, lo más importante...Michelle

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  12. Respuestas
    1. Hola flaca… que lindo lo qué escribiste de tu mamá, me emocionó mucho pues me acordé de la mía, preciosos relatos y súper hábil ir armonizando con los textos de ella, mil gracias por el momento Moni😍😍😍😍😍, escribes muy bien👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼Gaby

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  13. Gracias Mónica, gracias por compartirlo… me hizo recordar algunos muchos momentos… momentos contados en la época, por tu querida hermana… lo de urgencias, hospital, caída … etc.
    Y a todos de una forma u otra la vivimos con nuestros viejitos…
    Cariños mil ✨🙏🏻✨Lily

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  14. Hola Monica :
    Cómo estás?

    Me emocione mucho mucho leyendo : Despedida .

    Que gran amor a tu madre , tan sutil y profundo modo de contar el tiempo con ella .
    Se siente tan profundamente día a día de tu visita y tu ausencia .

    Su presencia consciente y su gran dolor .

    Realmente muy linda narración.

    Muchas felicitaciones de verdad .
    Gran escritora .

    Un abrazo 🥰Loreto

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  15. Hola Moni, ya estás de regreso!!!
    Precioso, conmovedor, fino y delicado, lo q escribiste!!!!
    Comprendo tan bien los sentimientos que narras, los siento a flor de piel!
    ❤️❤️❤️❤️❤️❤️ Mane

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  16. Mónica me emocioné al leer tu relato. Es una bendición tu capacidad de poner en palabras tus vivencias y percepciones con diferentes matices y de forma tan sutil y profunda. Muchos párrafos los sentí muy dentro de mi.
    Lindo conocer a tu mamá a través de sus reflexiones sobre la vida en el duelo de su padre. Y tú, poder guardarlos vivos y ahondar tu vínculo con ella en el duelo de ambas. Quizás representando también la vida y la muerte de generaciones y la provisionalidad de vinculos en el ciclo vital de la vida.
    Muchos cariños
    Te felicito
    Carolina

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  17. Mónica no se publicó en tu blog. Te lo mando por acá.
    Mónica me rmocione con tu relato. Es una bendición tu capacidad de poner en palabras tus vivencias y percepciones con diferentes m unatices y de forma tan sutil y profunda. Muchas parrafos los sentí muy dentro de mi.
    Lindo conocer a tu mamá a través de sus reflexiones sobre la vida en el duelo de su padre. Y tú, poder guardarlos, recibirlos y ahondar tu vínculo con ella a través del duelo de ambas. Quizás representando también la vida y la muerte de generaciones y la provisionalidad de vinculos en el ciclo vital de la vida.Cqrolina F.

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  18. Extraordinario!!! Sentí tan cerca tus palabras! Es imposible no sentirse parte de lo que relatas… me emocioné bastante… un abrazo.
    Carlitos

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